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domingo, 14 de abril de 2019

Sin saber de antemano! nervio afectado

Hace un año me estaba preparando para tener a mi última bebé... aún no teníamos definido el nombre, como siempre, pero teníamos muchas ganas de tenerla ya en nuestros brazos...sin saber todo el cambio de iba a producirse con su nacimiento.

Tener un bebé en la familia es un gran acontecimiento y llegan muchos cambios, no importa cuántos hijos se tenga, uno mas siempre acarrea cambios. Tuve 9 meses muy difíciles con Laila, tanto física como emocionalmente. Al inicio porque había un alto porcentaje de probabilidad de perderla, luego cuando esas semanas pasaron y aún antes que se me note la barriga (a mí se me nota a los 7 meses) tenía intensos dolores en la pierna izquierda. No podía caminar sin sentir dolor cada vez que mi pie tocaba el piso y aparte de ese dolor tenía otro durante las 24 horas del día sin importar la posición. No me dejaba dormir durante la noche. Me pasaba despierta muchas horas cada noche porque sentada me dolía menos que acostada y darme vuelta de un lado a otro en la cama era simplemente como pienso que se siente cuando un tiburón esta destrozando tu pierna mientras intentas quitarsela de la boca.


Deseaba tanto que las semanas pasaran, incluso llegué a decirle a mi esposo que deberíamos hacerla nacer a los 7 meses porque ya eran varios meses con dolor y sin dormir pero mis bebés son pequeños y hacerlos nacer a ese tiempo sería muy peligroso quizá por su tamaño y además no habría ningún doctor que me hiciera eso sólo porque me dolía... para ellos que no sentían el dolor iban a pensar que es el dolor de cualquier embarazo normal y eso no es razón para un adelanto.

Finalmente cuando llegó la fecha de inducir a la bebé (debido a que no puedo dilatar para ningún hijo) y habiendo decidido el nombre la noche anterior, fuimos al hospital emocionados para ya tenerla con nosotros, empezamos el proceso de inducción y uno de ellos no funcionó así que probaron el otro que ya había usado con los 3 anteriores y ese sí funcionó. Para nuestra sorpresa, la bebé no fue como los otros. Ella pesó casi 4 kilos, lo cual es muy grande para mí. Nació casi a la media noche  y no pude retenerla para que naciera el 17 de febrero y compartan cumpleaños con mi padre. 


Cuando ya pasó el tiempo de acción de la anestesia empecé a sentir mi pierna izquierda pero la derecha aún no despertaba y aunque me parerció raro, las enfermeras me dijeron que quiza debo esperar más. La emoción y todo el alboroto que causa cuando nace un bebé me hizo olvidar lo de mi pierna hasta que pasaron varias horas y todavía mi pierna no recobraba el movimiento. A la mañana siguiente cuando vinieron a ponerme la anestesia para hacerme la ligadura para no tener más hijos, le dije a la anestesióloga que mi pierna no podía moverse, que me dolía mucho y me ardía como que estaba en fuego cuando me la tocaban. 
Decidí no ponerme más anestesia ni hace esa ciriugía porque tenía miedo que ese problema sea por la anestesia de la noche anterior. Vino mi doctor y me dijo que el nunca había visto un caso así en todos su tiempo como ginecólogo. Sus palabras no fueron miuy alentadoras sacaron resonancias y tomografias y todo salía normal pero yo seguía sin sentir la pierna. Totalmente adormecida, dolor intenso, sensación de ardor al tacto y mi pie, que me dijeron se llama foot drop "pie caido" tambien estaba mirando hacia el otro pie. Después de 3 dias EXTRAS  en el hospital me enviaron a casa (después de una noche de lágrimas y oración de mi parte y de algunas personas que se unieron en ayuno y oración a mi familia) pudiendo por lo menos poner mi pie en el piso lo cual no pude hacer hasta la noche previa. Nadie sabía si iba a quedar así por unos días, un mes o más... o incluso para siempre.

Regresé con una bebé a casa donde me esperaban otros 3 niños, con la cabeza llena de ideas de cómo me adecuaría para bañarne, atender al bebé, cumplir con mis tareas de madre y esposa pero con la seguridad que todo saldría bien. despues de semanas en terapias y oraciones y bendiciones,  mi pie poco a poco fue recibiendo su fuerza y habilidades que había perdido. Ahora ya un año después, cuando volteo hacia atrás veo todo lo que pase y veo como me ha cambiado esa experiecia. Me veo mas fuerte, con un testimonio mayor, con una fe incrementada, tengo mi corazón más lleno de caridad y de paciencia para sobre llevar los desafíos de la vida. Dios definitivamente no nos da nada que no podamos sobrellevar. Y no porque somos fuertes, sino porque El nos hace fuertes para enfrentarlo. 

También gané amigas en un grupo de personas que han sufrido daño en los nervios al dar a luz. Puedo conocerlas y apoyarlas con mis palabras y consejos a las nuevas que llegan a ese grupo así como me ayudaron cuando una noche llegué a ese grupo de facebook, buscando ayuda, consuelo y esperanza. Siento amor por esas personas aun sin conocerlas sólo porque sé lo que se siente estar en su lugar.

Las cosas podrían haber sido diferente pero en la sabiduría de Aquel que todo lo sabe gané experiencias que me hicieron progresar en un modo que jamás imaginé. Laila me ha hecho no sólo madre una vez más sino una nueva persona por el cambio que dió mi vida. La vida es bella!

Junto a mis 4 retoños, inmovil de una pierna... sonrriendo ante un futuro incierto pero segura que todo saldría bien